jueves, 27 de noviembre de 2014

Ya estiraré mañana… por Anna R.Carnes.

Buenas a todos, la frase con la que titula Anna el post de hoy, es muy significativa, ya que la mayoría, y yo me incluyo, no hacemos este trabajo, que es fundamental, para la salud de nuestra musculatura, a cuantas personas no habremos visto con la misma flexibilidad que Pinocho, el niño de madera..... queremos ser iguales....

 
 
Hola triatleta… ¿Qué? ¿Te sientes identificad@ con ese pensamiento?

Creo que sí. Y es que cuesta tanto encontrar tiempo para trabajar, estar con la familia, correr, nadar y rodar, y además estirar. A todos nos pasa en mayor o menor medida, y por eso el artículo de hoy es en realidad una revisión de qué pasa en los músculos cuando los ejercitamos, qué pasa con nuestras articulaciones cuando las movemos bajo carga, y qué repercusión tienen los estiramientos en todo esto.
 
 

Una contracción muscular, es en realidad un acortamiento de un músculo. Esto es mecánica pura (le llamamos “biomecánica”, vaya, mecánica). Al acortarse el músculo, tracciona del hueso al que está anclado, provocando el movimiento de una articulación. Esto es así para todos los movimientos que hacemos, ya sea escribir en el ordenador o montar en bicicleta. Además de ese músculo que trabaja activamente, hay otros varios músculos que también trabajan estabilizando esa articulación, las articulaciones cercanas y el tronco. Esto tiene mucho que ver con la importancia de hacer un trabajo muscular general además del entrenamiento específico, pero eso es otra historia que contaremos en otro momento (un poquito de biomecánica y otro poco de Michael Ende, para los amantes de la buena lectura).
 
 

Sigamos.

Así que en el día a día, nuestros músculos trabajan acortándose y alargándose (contracción isotónica), o estabilizando (contracción isométrica), en cada uno de nuestros movimientos.

Cuando además se trata de un ejercicio físico de entrenamiento, lo que hacemos es solicitar esta acción a los mismos grupos musculares de forma repetitiva. Así logramos la congestión del músculo y el fortalecimiento del mismo, que a grandes rasgos, se traduce en un engrosamiento del mismo, aumentando progresivamente su resistencia a volver a la posición de relajación inicial.
 

Este trabajo, si está seguido de ejercicios de elongación de los grupos musculares trabajados, supondrá una mejora en la función de los mismos, con una mínima repercusión en las demás estructuras.

Sin embargo, el ejercicio en sí mismo implica un mayor trabajo y desgaste articular, al que la congestión muscular añade el aumento del roce entre las superficies articulares, además de una posible compresión de otras estructuras que pasan entre las fibras del músculo. Esto se traduce en una predisposición a padecer procesos degenerativos como la artrosis o los problemas discales (y hernias), procesos inflamatorios como las tendinitis, dolores neurales por compresión de estructuras nerviosas, como el Síndrome del Piramidal o el Síndrome Compartimental de la Rodilla, y lesiones del propio músculo como microroturas y roturas fibrilares.

Estirar a diario es un hábito muy saludable para todo el mundo, incluso para quienes no encuentran el momento de practicar deporte. Para quienes sí lo practicáis de forma habitual, hacer estiramientos o no puede ser la clave entre una temporada de entrenamiento o de lesiones de repetición.
 

 Anímate… ¡y estira hoy!

 

Anna R. Carnes.

 
 

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